He aquí una de las últimas obras maestras de la música electropop internacional: Love etc, de los británicos Pet Shop Boys. Un dúo siempre imitado pero nunca igualado, y es que después de veinte años experimentando con la electrónica ya nadie osaría quitarles el título de magníficos.
Para mí, la prueba de fuego era su último álbum, el típico disco en el que todos los astros de la industria musical, tras años de grandes himnos y una reputación indudable, suelen caer en lo fácil, en lo seguro. Pero ellos no, y qué mejor manera de demostrarlo que con un primer single contundente. Siguen siendo electrónicos, sí, pero lo bueno de la electrónica (cosa de lo que igual no pueden presumir otros géneros) es que te puedes mantener fiel al estilo pero seguir sorprendiendo con nuevos sonidos y nuevos efectos. Y esa es la clave de que grupos como Pet Shop Boys, Chemical Brothers o Depeche Mode, sigan creando nueva (y buena) música electrónica. Aunque también, no vamos a negarlo, hay que tener ganas de trabajar… Y es que con la reputación que tiene este dúo británico, lo más fácil hubiera sido sentarse en el sofá y ponerse a versionar viejas canciones. Por no hacerlo, les aplaudo.
La canción habla acerca de algo que no es nada nuevo y sobre lo que todos, al menos una vez en nuestra vida, hemos soñado: el lujo. Y el lujo no es otra cosa que el extremo de la riqueza, al que todos (o casi todos) llegaríamos de tener el nivel económico suficiente para ello. Osea, que la persona no se da a la vida ostentosa, sino que el lujo llama inevitablemente a cualquiera que se lo pueda permitir. Y digo, a cualquiera. Evidentemente habrá muchas personas con un nivel económico alto que no se den al lujo, de la misma manera que hay mucho pelagatos que intenta creer que vive la vida de un jeque cuando ni siquiera tiene dinero para una vivienda digna.
Así es la sociedad en la que todos estamos inmersos, por mucho que queramos desligarnos. La sociedad de las apariencias, el mundo del qué dirán. Jóvenes presionados a estudiar carreras universitarias cuando lo que quieren es abrir una panadería… o peor aún, panaderos sin formación superior que dicen haber estudiado en la Universidad porque les da vergüenza decir que se quedaron en la Secundaria; ¿y qué narices importa? (no tengo nada en contra de los panaderos... buena labor que hacen). En fin, todos hemos topado alguna vez con machos ibéricos expertos en el sexo que en realidad, no saben ni quitar un sostén en condiciones (me viene a la mente American Beauty, una película que describe perfectamente este mundo material del que estoy hablando).
Y no quiero decir con esto que yo nunca haya caído en esa rutina... ¿Quién no ha dicho alguna vez una medioverdad (o mediomentira) por miedo a ser rechazados de alguna forma? ¿Quién no se ha mordido la lengua alguna vez y se ha quedado sin decir lo que piensa realmente por no enfrentarse a una opinión generalizada? ¿Y quién no se ha comprado alguna vez unas zapatillas de moda que, en realidad, no le gustan un carajo? Como ya he dicho, todos formamos parte de la única sociedad que conocemos, y por mucho que uno intente ir de libre y de diferente por la vida, alguna vez caerá:
(Don’t have to drive) A super car to get far
Y es que no es necesario ser guapo… pero quién va a negar que en algún momento de tu vida, te pueda abrir alguna puerta. Nos guste o no, las cosas son así. Y al que no le guste, que lo deje todo y que se vaya a vivir a Malawi, o al Amazonas, o a las montañas…
¿Alguien se apunta?
