Interrail 2005

Amanecer en las aguas griegas... sin duda, una de las cosas más bellas que jamás haya visto (al menos de momento).

En el verano del año 2005 recorrí, desde Roma, el sur de Italia hasta llegar a Atenas a través del mar Adriático; desde allí, volví a los mares dirección Norte hasta llegar a Eslovenia, para emprender mi vuelta a casa hacia el Sur. Un largo viaje concentrado en escasamente 10 días: agotador, sí... inolvidable, también.

Hazañas aparte, lo más curioso es la de gente que se te cruza en el camino: de repente, una persona pasa de ser un desconocido a ser tu íntimo compañero de viaje para convertirse, a los pocos días, de nuevo en un desconocido... Y todo comienza con un sencillo hola, un saludo amistoso que puede abrir la puerta de una corta pero intensa amistad.

Lo cierto es que a lo largo de nuestra vida nos encontramos con muchas personas pero, a la gran mayoría, la acabas perdiendo a causa del tiempo y la distancia (pese a las promesas de mantener el contacto).

Desde aquí, hago un saludo universal a todos aquellos que en algún instante, han experimentado conmigo ratos memorables pero que por circunstancias diversas, los caminos se han separado tanto que es ya casi imposible continuar con la amistad... Por muy lejos que estemos, los momentos vividos juntos ya forman parte de nuestras vidas.



Pero por suerte, no todas las personas que me acompañaron durante mi calurosa aventura mediterránea han tomado caminos diversos... Allí estaba mi amigo Vic y su primo Diego compartiendo conmigo cada segundo, y aquí siguen estando (saludo a Diego especialmente, que lo tengo más distante).

La imagen del mar no es mía original pero sí estaba presente en el momento de su ejecución (por razones que no vienen al caso tuve que racionar las fotografías de mi cámara); la canción es Say hello, del dueto iraní Deep Dish.

Dí Hola, es directo y efectivo... Romper el hielo es más fácil de lo que parece.